Kamala-Trump, Yankees-Dodgers
Los Estados Unidos que caminan hacia las elecciones del martes que viene son un país partido por la mitad. Pero no solo entre los partidarios de Kamala Harris y Donald Trump, sino también entre los seguidores de los Dodgers y los Yankees, quienes idolatran a Shohei Ohtani y a Aaron Judge.
Las Series Mundiales del 2024, además de un duelo de Goliat contra Goliat, son un choque entre dos culturas, la del coche y la del metro, la de las palmeras y la de la nieve, la de Santa Mónica y el Central Park, la del sushi y la de la pizza, los perritos y los pretzels, la de los atascos de horas en las autopistas y la de las bocanadas de humo que surgen en medio de la calle como chimeneas, la de unos sin techo y otros sin techo. LA contra NY, con ambas ciudades (ambas demócratas) intentando conquistar la supremacía a través del béisbol.
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El dinero contra el dinero. Los Dodgers –ganadores de siete Series Mundiales–, con un presupuesto anual de 351 millones de dólares, y estrellas como Ohtani, su compatriota Yamamoto, Mookie Betts y Freddie Freeman (que decidió el primer partido con un home run en la décima entrada). Los Yankees –el club más laureado del deporte norteamericano, con 25 campeonatos– no les van muy a la zaga, con 314 millones a repartir entre Aaron Judge, Carlos Rodón, Juan Soto, Giancarlo Stanton y el resto de un rutilante plantel. Son las finales soñadas, las que pueden sacar al béisbol de su declive y recuperar una audiencia que ha ido progresivamente a menos en las dos últimas décadas.
Los profetas de la decadencia solían lamentar que Mike Trout, considerado hasta hace poco el mejor jugador de las Grandes Ligas, podía pasear por la calle sin ser molestado porque nadie le reconocía. Ya no es así, hasta el punto de que Ohtani tiene su propia sección en los noticiarios vespertinos de la televisión japonesa (junto con la política internacional, nacional, local, cultura y deportes), y en Los Ángeles vive en una especie de burbuja, aislado de la gente por el aparato de relaciones públicas de los Dodgers y su propio personal de seguridad. Y algo parecido ocurre con Judge en Manhattan.
En un deporte definido tanto o más por los fracasos como por los éxitos (grandes estrellas que no dan la talla en los partidos decisivos), el duelo Ohtani-Judge es puro manjar de dioses, la reedición de batallas épicas como las de Mickey Mantle y Sandy Koufax, Lou Gehrig y Mel Ott, Ted Williams y Stan Musial, Mike Schmidt y George Brett. O saltando de deporte, Magic Johnson y Larry Bird o Wilt Chamberlain y Bill Russell. En los Estados Unidos, la audiencia de los partidos ha superado los veinte millones de espectadores (el año pasado solo fueron nueve), y en Japón los doce millones, a pesar de que la diferencia de horas hace que sean por la mañana, con la gente en el trabajo.
El consenso es que el béisbol se había vuelto demasiado lento y aburrido, con partidos que se prolongaban más de tres horas y acababan entre semana a las tantas de la noche. En el último par de años se han cambiado las reglas para agilizarlos (duran de promedio 33 minutos menos) y facilitar el robo de bases (Ohtani es el primer jugador de la historia que lo ha hecho en más de 50 ocasiones en una temporada, además de conectar más de 50 home runs, como para justificar su contrato de 700 millones de dólares por diez años).
Estados Unidos está más dividido que nunca. Entre Kamala y Trump, y entre quienes van al béisbol por la autopista para dejar el coche en uno de los 21 aparcamientos y 16.000 plazas de parking del Dodger Stadium, con camisetas de Ohtani, y quienes lo hacen en metro a través del Bronx con camisetas de Judge.
Series mundiales 2024
Los Dodgers han ganado los tres primeros partidos y rozan el título
Yankees y Dodgers (primero cuando eran de Brooklyn y ahora que lo son de Los Ángeles) se han enfrentado en once finales, con ocho victorias de los neoyorquinos, partidos épicos y jugadas que han pasado a la historia. Es una de las grandes rivalidades del mundo del deporte. El cuarto encuentro de la serie se disputó la pasada madrugada hora española en el Bronx, con los locales contra las cuerdas y el equipo californiano necesitado de una sola victoria más tras imponerse en los tres primeros por 6-3, 4-2 y 2-4, a pesar de la lesión sufrida en un hombro por el astro japonés Ohtani, que ha afectado su capacidad para batear.