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La extrema derecha de Francia también quiere ser un partido

HÉNIN-BEAUMONT, Francia — Todas las luces en las calles y edificios de la ciudad se están cambiando por focos LED que son amigables con el medioambiente. Los trabajadores irán a las casas a plantar árboles —de manera gratuita—, una manera natural de mantener el ambiente fresco a pesar de las olas de calor que arrasan a toda Europa durante el verano.

Las ovejas también se ocuparán del pasto en un gran campo propiedad de la ciudad, un experimento de “ecopastoreo”. “Menos contaminación, menos ruido, menos químicos”, explicaba un anuncio de la ciudad. “Otro paso más hacia la protección de nuestra biodiversidad”.

No, esas políticas no provienen de un ayuntamiento amante de los árboles y dominado por Los Verdes. Son de Agrupación Nacional, el partido francés de extrema derecha cuya feroz dedicación a un solo asunto —detener la inmigración— le ayudó a convertirse en la principal oposición en Francia.

Hace apenas unos años, el partido demostraba poco interés en el medioambiente. Su fundador, Jean-Marie Le Pen, negaba el cambio climático provocado por los seres humanos y desestimaba la ecología al tacharla de la “nueva religión de los ‘bobo’” (los burgueses bohemios).

Sin embargo, a medida que el tema ha llegado a la cúspide de las preocupaciones de los votantes en toda Europa, Agrupación Nacional ha tomado nota, junto con otros grupos nacionalistas y populistas de extrema derecha de todo el Viejo Continente.

En meses recientes, la lideresa de Agrupación Nacional, Marine Le Pen, ha pronunciado dos discursos importantes en los que propuso convertir a Europa en “la principal civilización ecológica del mundo” y acogió ideas como el consumo de productos locales.

Antes de las elecciones municipales del próximo año, el partido está promoviendo ciudades como Hénin-Beaumont, donde ha estado en el poder desde 2014, como escenarios de su propia versión de ambientalismo realista.

“Durante mucho tiempo, los partidos políticos controlaron la ecología y la dirigieron hacia los burgueses y acaudalados”, mencionó Christopher Szczurek, teniente de alcalde de Hénin-Beaumont y miembro del consejo nacional del partido. “Y ahora vemos que la clase trabajadora también puede desarrollar un verdadero interés en eso”.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, quien durante mucho tiempo ha recibido críticas de agrupaciones ambientalistas por hacer muy poco a favor del clima, también ha intentado reinventarse como un líder en el tema a través de gestos dramáticos como confrontar al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, por su manejo de los incendios en la Amazonia.

Tanto para Macron como para Marine Le Pen, quienes probablemente se enfrentarán en las próximas elecciones presidenciales de 2022, el medioambiente ofrece el potencial de ampliar su base de apoyo.

En las elecciones europeas de mayo, así como en la votación del mes pasado en Austria, se disparó el apoyo por el Partido Verde Europeo, un movimiento de izquierda con presencia en todo el continente, incluso en Francia y Alemania.

Entre los partidos populistas de extrema derecha de Europa, las opiniones en torno al cambio climático van desde la negación hasta un reconocimiento de su naturaleza global y un respaldo hacia una estrategia multinacional para combatirlo, según un estudio reciente de Adelphi, un grupo de investigación climática con sede en Berlín.

En medio, hay partidos como Agrupación Nacional que promueven una visión identitaria y nacionalista del ambientalismo, y rechazan trabajar con otras naciones.

Arraigada en la idealización tradicional derechista de la tierra y la identidad nacional francesa, el ambientalismo de Agrupación Nacional se enfoca en lo local: gente que viva y trabaje lo más posible en sus comunidades locales. Fomenta el control de todo, desde el consumo de materiales hasta el crecimiento de la población como una manera de conservar los recursos limitados.

Proteger el ambiente encaja con otros objetivos de Agrupación Nacional: fortalecer las fronteras y restringir la inmigración, limitar los acuerdos comerciales, apoyar las industrias locales, y promover una fuerte identidad francesa en contra del globalizado “hombre de ninguna parte”.

“En esencia, la ecología tiene que ver con la gente que vive en un territorio, la cual está vinculada con este y hace planes para el largo plazo”, comentó Hervé Juvin, un ensayista que frecuentemente escribe sobre el medioambiente y que en mayo fue elegido como un miembro del Parlamento Europeo a nombre de Agrupación Nacional.

Los ecologistas de la izquierda y la derecha tal vez coincidan en ciertos puntos. Sin embargo, la diferencia infranqueable es que Agrupación Nacional, como otros grupos de la extrema derecha, se oponen de manera enfática a cualquier tipo de acuerdo multinacional para combatir el cambio climático.

Juvin los desestima, pues los considera una concesión de la soberanía y simplemente ineficaces.

Quienes critican a Agrupación Nacional mencionaron que el partido no habla en serio sobre abordar el problema del cambio climático si rechaza por completo la idea de cooperar con otras naciones. Solo con una diplomacia y unas negociaciones meticulosas existirá la esperanza de mitigar un problema global, afirmaron.

En esta zona de Francia, la calidad del aire solo se puede mejorar trabajando con el país vecino de Alemania, comentó Marine Tondelier, la única miembro del Partido Verde en el Consejo de la Ciudad de Hénin-Beaumont.

Juvin, un aliado cercano a Marine Le Pen, intenta reclamar el medioambiente para la derecha, o al menos para Agrupación Nacional; es la voz principal en el tema del clima. Sus esfuerzos comenzaron dentro del mismo partido, donde muchos siguen siendo escépticos del cambio climático, mencionó Juvin.

“Estoy luchando contra eso”, señaló Juvin. “Ha cambiado un poco. Espero haber contribuido a ese cambio. Pero creo que hay un sentimiento de que nos molestan problemas que no son reales”.

Su partido no es el único de extrema derecha que ha luchado por apropiarse del tema.

En las vísperas de las elecciones europeas, Alternativa para Alemania o AfD, un partido alemán de extrema derecha, negó el cambio climático producido por los seres humanos y desestimó las preocupaciones en torno al medioambiente al tacharlas de elitistas. Esto provocó una respuesta negativa de su ala joven en Berlín.

Hénin-Beaumont se encuentra en una zona al norte de Francia que en décadas recientes se ha visto afectada por el cierre de minas y fábricas: factores que, además de la presencia de migrantes que intentan cruzar de manera ilegal al Reino Unido, han impulsado el ascenso de Agrupación Nacional.

Durante mucho tiempo, los socialistas controlaron Hénin-Beaumont y otras municipalidades de la región. No obstante, la corrupción alrededor de un alcalde socialista a final de cuentas produjo la victoria de Agrupación Nacional en Hénin-Beaumont, una ciudad de 27.000 personas.

Como en cualquier otra parte, una iglesia señorial y un imponente ayuntamiento dominan el centro de la ciudad, junto con una panadería, un restaurante bar y restaurantes de kebabs, donde suelen reunirse algunas personas de las diminutas poblaciones de la ciudad que no son blancas.

Mientras la región tantea un futuro más allá de las fábricas y el carbón, Los Verdes obtuvieron un reconocimiento generalizado por transformar dos ciudades, Loos-en-Gohelle y Grande-Synthe, en modelos de ciudades sustentables y amigables con el medioambiente.

Ahora, Agrupación Nacional está desafiando de manera directa a Los Verdes en un asunto que habían dominado durante mucho tiempo.

En Hénin-Beaumont, Agrupación Nacional está implementando muchos de los mismos proyectos: un hecho que ha irritado a algunos miembros de Los Verdes.

“En términos electorales, ahora tiene potencial”, mencionó Tondelier, la consejera de Los Verdes, sobre la atención en el medioambiente. “Recuerdo gente que lo hacía cuando no la tenía y que hizo experimentos que ahora usan los que quieren competir políticamente”.

Juvin, el líder en el tema del clima en Agrupación Nacional, no negó que hubiera consideraciones políticas. Un nuevo enfoque en torno al medioambiente podría ampliar el atractivo del partido más allá de su postura en contra de la inmigración.

“La gente siente que debemos ocuparnos de otros temas y no solo de la inmigración”, comentó.

*Copyright: 2019 The New York Times Company

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