Canción De Amor De Un Día, un monumento sonoro de 24 horas de ...
El pasado 21 de junio, la Sala Berlanga de Madrid acogió la audición profunda de la Canción De Amor De Un Día (CADUD), de 24 horas de duración, compuesta por 100 piezas que representan un desafío en la interrelación del arte sonoro y la tecnología. Según su creador, el músico Javier Corcobado, la música es elástica y puede durar un día, un año y estar así, en esa pureza.
Canción De Amor De Un Día —cuyo acrónimo es CADUD— es un monumento sonoro de 24 horas de duración, compuesto de cien piezas musicales en un solo archivo de música, una experiencia de arte sonoro. John Cage decía que “la música, básicamente, consiste en organizar sonidos en el tiempo”. CADUD: 24 horas de escucha profunda sin parar, una experiencia sonora que puede ser transformadora.
CADUD es una obra musical de 24 horas de duración ininterrumpida, gestada a lo largo de 20 años, con 100 composiciones de 63 autores: 100 piezas homogeneizadas y ensambladas de Mar Otra Vez, Amaral, Nacho Vegas, Aintzane Aranguena, Ajo, Esplendor Geométrico, Suso Saiz, Justo Bagüeste, Marcus Breuss, Erizonte, Aviador Dro, Mursego, Andrés Calamaro, Vetusta Morla, Los Morenitos, Cathy Claret, Alex Eisenring, Les Rauchen Verboten, entre muchos otros.
Algo inédito
Según Aviador Dro, participantes en el proyecto CADUD, dirigido y coordinado por el artista multidisciplinar y compositor Javier Corcovado -Mar Otra Vez, Demonios tus ojos, Corcobado y los Chatarreros de Sangre y Cielo, entre otros- “es un reto sólo pensar en una canción de amor de 24 horas de duración, algo que no se había hecho nunca, hasta ahora, y que tiene que ver con la idea que tiene Aviador Dro del espacio-tiempo, el tiempo no importa, no existe, existe todo a la vez y el amor atraviesa el tiempo y el espacio y permanece, una relación significativa, entre dos o más personas, atraviesa la temporalidad y queda impregnado en la corriente del universo para siempre”.
Pero ¿cómo se le ocurre a Javier Corcobado crear una “canción” de veinticuatro horas de duración? Corcobado respondió a esa pregunta en la Sala Manuel de Falla de SGAE unos días antes de que se produjera la audición profunda de CADUD 24 horas de duración que sucedió en la Sala Berlanga de Madrid el 21 de junio de 2024.
Un sueño cumplido
En SGAE, más de diez años después de haber echado a andar el proyecto, Corcobado se remontó a su niñez y rememoró lo siguiente: “es un sueño cumplido, uno de los sueños que parecía más extravagante de mi historia literario musical, sueño que viene de la niñez, de un sueño de amor puro, cuando era niño iba al colegio, y en mi cabeza oía melodías, canciones, y claro, no eran las que yo escuchaba en la radio, todavía no teníamos un tocadiscos, hablo, además, de la niñez más pura, cuando todavía tienes aires angélicos…ahí va ese niño cantando melodías y cosas… En aquel entonces no conocía los formatos y soportes de la industria, todavía no sabía lo que duraba un LP, no sabía lo que duraba un single, no sabía lo que duraba una casete. Así devino en mí la idea de que la música era elástica y que podía durar un día, un año, estar así, en esa pureza, esa pureza que luego vas perdiendo”.
Cruce de confluencias
CADUD se nos aparece como un cruce de confluencias y nos recuerda su nexo con la tecnología desde el primer momento en que se aborda el desafío. El arte sonoro se ha desarrollado sobre todo gracias a la tecnología del audio y a la posibilidad de grabar los sonidos sobre soportes fijos.
El equipo creativo-tecnológico de CADUD se enfrentó, desde 2013, al reto de encontrar un artefacto tecnológico que no desmereciese la obra y con el que se pudiese escuchar, durante 24 horas seguidas, sin pausa, desde un solo archivo de audio.
Formato libro
Se investigaron formatos y hasta se pretendió crear un nuevo tipo de reproductor musical, pasaron los años y la obra se iba conformando y el tiempo apremiaba. Finalmente, CADUD finalmente verá la luz en formato libro junto a un pendrive de 32 GB con una única pista musical de 24 horas de duración. Tal desafío a los formatos actuales de la música que se comercializa ha hecho que CADUD no fuera acogida por una compañía de la industria musical al uso, ni por ninguna plataforma, hasta ahora, por tanto no es de extrañar que sea una editorial de libros, Liburuak, con la colaboración de Discos Necesarios, la que se haya hecho cargo.
Bruno Galindo, escritor, periodista cultural y crítico musical ha dicho “CADUD pertenece a ese conjunto de obras complejas, extrañas, excesivas, peligrosas, que a veces produce el arte. Por eso tiene un valor tan extraordinario, también responde a estos tiempos en los que el público busca, buscamos, sentir las obras, sentir aquello que ha sido creado por los artistas, de viejos formatos perdidos, una audición ininterrumpida, enfrentarse a ese abismo compositivo y artístico, poliédrico y vital que es CADUD, me parece importantísimo que hablemos de CADUD como eso: como una pieza colosal y como una experiencia”.
Escultura sonora
Enfrentarse a la escucha de CADUD con la excelente tecnología audiovisual de la Sala Berlanga por 24 horas es adentrarse en una escultura sonora y viajar en los sonidos, el tiempo, el amor y la vida. Si una vida puede pasar por delante en segundos, imaginemos en 24 horas, hasta perder la noción del tiempo transcurrido y encontrarse en otros espacios mentales, conceptuales pero corporales, en tanto que la vibración de la música y el ruido organizado recorre tu cuerpo y tu cerebro a la vez. También se crea una noosfera musical en la experiencia de la escucha colectiva, la música acompasa el ritmo cardiaco de los corazones de los allí presentes, y seguramente produce un neuro acoplamiento cerebral entre los asistentes. Como un ejercicio de amor y creatividad colectiva, de libertad colectiva.
Riesgo existencial
CADUD, cuya idea de composición musical de 24 horas tomó cuerpo en la mente del Javier Corcobado adulto, en 2004, se plasma primero en un relato de 2011, escrito por el propio músico y poeta, en el que se refleja un diario dividido en 24 capítulos, cada uno correspondiente a una hora, un retrato de un día de su vida en Bilbao.
El amor en estos tiempos de riesgo existencial también está teñido de colapso. Las escasas letras de esta muralla sonora que avanza en tres dimensiones nos sitúan también en este tiempo de amor en un mundo asesino: “Recuerdo Internet con mucha nostalgia. Recuerdo aquel pulso electromagnético. Clavando susurros en tu corazón”. “Un día para amarte, un día para encontrarte”. “Siento los estertores de la democracia”. “Nos roban hoy el dinero que tendremos mañana, nos inyectan el miedo a la pobreza”. “Hiriendo de muerte a nuestras fantasías”. “Tu amor me salva de la extinción”. “La guerra, el canibalismo, la venganza de la biosfera”. “Seamos libres, libres, libres, libres, libres, libres, libres, libres”.
Meditación profunda
Julián Sanz “Erizonte”, artista multimedia, músico, compositor de arte sonoro, miembro del equipo humano de CADUD lo ha vivido: “La experiencia yo ya la he vivido, la de escucharla veinticuatro horas, y el poner el cuerpo, la mente al límite que, de esa manera, nos introduce, nos lleva inclusive a un estado especial y de meditación profunda con la música, como ninguna otra cosa podría hacer. A un estado alterado de conciencia”.
¿Qué sucedería si en todo el mundo, todas las personas, escuchase dos horas seguidas música, sin hacer nada más que eso?, el mundo cambiaría, seguramente sería mejor. “Dejemos por una vez que la música sea tan grande como un día de nuestra vida”, nos dice Javier Corcobado.